martes, 11 de septiembre de 2012

El Derecho al buen nombre y el respeto por las competencias profesionales: A propósito de la revisión del POT y los detractores de oficio.


El 10 de Septiembre de 2012 la periodista Alexandra De la Hoz publicó en la sección Local de El Heraldo una nota titulada: “Aún no existe el Documento de Seguimiento y Evaluación del POT: Robinson Rada”. El artículo es ¿sobre el documento en mención o sobre los profesionales? Más parece lo último.
No se puede afirmar que lo que opinan los especialistas no sea cierto con respecto al  Documento de Seguimiento y Evaluación del POT. Es una deuda que se tiene con el proceso, pero es subsanable.
No dudo de la buena fe de la periodista pero si de no cumplir con una obligación de quien tiene por compromiso informar a la sociedad barranquillera, de la costa, del país y del mundo, por el alcance de El Heraldo: Comprobar la certeza de lo que expresa una fuente. Una información no documentada soportada en la expresión “Mi concepto”, no puede sobrepasar o violar los límites ni los umbrales del buen nombre y del prestigio de profesionales que solo han cometido el supuesto “delito” de ser contratados para elaborar un proyecto especial de trascendental importancia para la ciudad. Los profesionales sin el beneficio de la buena fortuna del respaldo de herencias ya sean económicas, políticas, de cuna, alcurnia o nombre  solo tienen como patrimonio el prestigio que genera un acertado ejercicio de la profesión. Prestigio ganado con esfuerzos personales de distintas clases. Dudo que la periodista haya tenido a la mano documentos que sustenten que los profesionales a cargo sean: inexpertos, de perfiles inadecuados y carentes de capacidad de convocatoria. Parece el uso y práctica del deporte preferido de los colombianos: Destruir prestigios.
En días pasados en un artículo, también en El Heraldo, en la Revista Latitud; ante una pregunta del Autor, Jaime De la Hoz Simanca, Joseph Avski, de quien trata la nota le responde:
 “Espero que no lo tomes como un gesto grosero, pero yo en realidad no quiero hablar del tema. Al respecto no hay un diálogo, en su lugar lo único que hay son exposiciones de odio. Es una dinámica que no me interesa: la del insulto y la ofensa”.
Y, el artículo de Alexandra se desarrolla casi en ese plano: el del insulto y la ofensa.
Un par de preguntas que obligan a reflexionar al respecto son: ¿Qué es un experto? ¿Qué es un perfil inadecuado? ¿Qué es la carencia de capacidad de convocatoria? ¿Cómo y con que se puede medir la capacidad de experticia?
En el ejercicio de cualquier tipo de trabajo se habla desde algún tiempo de competencias, las cuales se pueden adquirir de diferentes maneras. Estudiando de manera formal o informal, por autoformación, por ejercicio directo o práctica, que algunos llaman experiencia; o por una combinación de los anteriores. Entre los profesionales que más influyeron en mi vida y a los cuales considero verdaderos expertos están, estuvieron, varios formados en la escuela del auto aprendizaje y sin títulos de posgrado. Con títulos unos pocos.
Por experiencia directa, sé que el estudio formal le da estructura a lo que quieres aprender. Pero el autoaprendizaje, es lo que realmente te lleva a traspasar los umbrales y niveles deseados o propuestos.
Me atrevo a decir, aun con el temor a ofender, que la periodista no tuvo a la mano pruebas de las afirmaciones del entrevistado:
(…) Barranquilla cometió un error fatal cuando Edubar delegó como coordinadores de la misión trascendental de revisar y ajustar el POT actual a personas inexpertas, de perfiles inadecuados, carentes de capacidad de convocatoria, que han logrado excluir de la planeación participativa a la ciudadanía y profesionales especializados (…)”
Parafraseando a Avski; son, a mi juicio,  exposiciones de odio. Y, un ejemplo más de lo que no es la cultura caribe. Es la dinámica del insulto y la ofensa.
Y. no puede ser más cierto que:
-   El proceso de revisión y ajuste del POT podría estar viciado de nulidad, lo cual solo lo determinarían los jueces previa demanda del proceso, lo cual no creo suceda porque en la ciudad del “va por que va” las demandas al estado ni se presentan ni prosperan.
-  No se ha presentado el Documento de Seguimiento y Evaluación del POT. Existen informes de avances del contrato, y que como su titulo indica son eso: Avances. Solo con base en los informes definitivos se podría argumentar algo al respecto. 
-  No se tiene evidencia de que la Secretaria de Planeación, haya cumplido con:
- El seguimiento y evaluación del POT en forma periódica.
- Haya verificado el impacto de las decisiones tomadas en el POT vigente.
- No se han coordinado los proyectos estructurantes del POT con el plan de inversiones del plan de desarrollo; o, dicho de otro modo no se ve la complementariedad y concordancia entre ambos.
- No se ha desarrollado un control de las inversiones en los proyectos del POT.
- No se determinado el nivel, grado o porcentaje de cumplimiento del POT.
Tal como se expresa en la entrevista, no se ha sustentado (…) finalmente la necesidad de revisar y ajustar (…) el POT.
Todo lo anterior solo de podría comprobar al revisar el conjunto de documentos técnicos que soporten el proceso de revisión y ajustes. Antes, ¡No!
De la misma manera, los trabajos desarrollados hasta el momento no han cumplido con los requerimientos de la Ley de Participación ciudadana y la misma Ley 388 de 1997 sobre el papel de la comunidad en los procesos de planeación, en todas las etapas del mismo. La deuda no es solo con los “especialistas” sino con la comunidad en su conjunto. Sería bueno recordar las palabras de Rubén Blades, cantante salsero avenido a político, cuando dijo que, “las ciudades son lo que quieren sus ciudadanos”.
Afortunadamente desde la mirada de la planificación territorial y urbana todo lo que esta sucediendo es subsanable si se cambia el paradigma del “va porque va”. Y, en ese caso, en próxima ocasión se podrían tratar temas más teóricos y técnicos sobre la ciudad y el territorio.
Pero, ninguna de las falencias del proceso son excusas para trazar una ruta que peligrosamente roce la honra, prestigio, profesionalismo, ética y moral de los profesionales, todos excelentes, fundamentados, competentes y prestigiosos, de lo cual tengo pruebas de primera mano, que participan en el proyecto de revisión y ajustes al POT. Mi abuelo diría: ¡Carajo!
Y, para terminar,
¡No creo que me haya equivocado!